Padre Bueno, que sacaste a tu siervo Abraham de la ciudad de Ur de los caldeos guardándole en todas sus peregrinaciones y fuiste el guía del pueblo de Israel a través del desierto.
Sé para nosotros compañero en la marcha, guía en las encrucijadas, albergue en el camino, sombra en el calor, luz en la oscuridad,
consuelo en los desalientos y firmeza en nuestros propósitos, para que por tu guía lleguemos al término del camino enriquecidos de Gracia y virtudes, habiendo crecido la amistad y amor entre todos y hacía ti y regresemos a nuestra casa llenos de tu paz. Amén
Que tengáis un buen camino y una mejor experiencia.
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