La etapa entre Portomarin y Palas de Rey comenzó, para variar, antes de la hora prevista. Tras unos minutos de silencio entre la niebla, el grupo se fue estirando y llego a la primera parada, donde Carmen nos endulzo la mañana con sus caramelos. El resto de la marcha transcurrió en pequeños grupos que vivieron el espíritu del Camino entre ellos y con otros peregrinos.
A la llegada a Palas, primera gran sorpresa. Una PISCINA, que nos ayudó a relajarnos antes de la suculenta barbacoa que nos prepararon Rafa y Juan.
Los monitores se reunieron después para evaluar la marcha del Camino y establecieron la guía para los siguientes días.
Por la tarde, segunda sorpresa. La FIESTA DEL PERDÓN, con lavatorio de manos (no de pies) incluido, donde nos fundimos unos con otros en abrazos.
Antes de la cena, un improvisado concierto donde algunos alumnos se lanzaron cual concursantes de La Voz y terminaron los monitores dando el do de pecho.
Para finalizar, reconocimiento a una peregrina que pese a los dolores de la marcha, sigue haciendo SU CAMINO. Bea Ramos
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